Aprovechando nuestra visita a Logroño, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar algún restaurante de la ciudad. Como decidimos ir a última hora, nuestra primera opción para comer por el centro de la ciudad estaba ya completa (prometemos ir más adelante).
Así que recomendados por una amiga decidimos probar el restaurante Prudentius. No está situado en el centro de la ciudad (Ver mapa) con lo cual se puede llegar perfectamente en coche y aparcar en las proximidades.
El restaurante cuenta con una valoración de 3,9 sobre 5 en Google y su especialidad es el jamón al corte. No solo cuentan con restaurante, también dan desayunos, bocadillos, etc.
Al llegar al restaurante, en la entrada del mismo se puede ver un jamón ibérico listo para ser cortado. El interior del local es moderno y limpio, aunque la decoración no encaja con la temática elegida (nombre romano, algo relacionado con jamón ibérico…)
Fuimos los primeros en llegar así que no tuvimos que esperar ni problema para elegir mesa. El camarero se nos acercó y nos preguntó si éramos los de las carrilleras. Nos encanta este plato y Natalia preguntó a la hora de reservar por teléfono si tenían. Un punto a favor por acordarse.
La explicación del menú por parte del servicio no fue muy clara. Nos dio a entender que tenía carrilleras pero solo para nosotros porque habíamos preguntado por ellas. Nos dijo que podíamos acompañarlas de una ensalada u otros entrantes. No nos mostró ninguna carta.
Al final nos decidimos por unas croquetas de ibérico, una ensalada y carrilleras para ambos de segundo.
Las croquetas de ibérico estaban perfectas. Bechamel en su punto, buen tamaño y ración acorde. La ensalada también me pareció de buen tamaño. Venía presentada en un mortero de color amarillo algo descuidado ya que tenía trozos rotos (no fue la mejor presentación). Quizá contaba con demasiada salsa ali oli, pero el jamón y el queso de la misma eran de «primera» calidad.
Para beber no podía faltar un buen vino, estando donde estábamos. Pedimos recomendación al camarero, y nos aconsejó que probáramos el vino Fernandez de Pierola. Sin duda fue muy buena recomendación, de hecho para la cena pedimos ese mismo vino en otro restaurante de la famosa calle Laurel.
Al poco tiempo nos sirvieron las famosas carrilleras, estaban ricas pero no fueron las mejores carrilleras que hemos probado. Quizá fue porque en lugar de al vino tinto, estaban cocinadas con vino blanco y de sabor estaban un poco dulces. Las mejores que hemos probado hasta el momento fueron en el Restaurante Taperio El Cerdo, en Zaragoza (comimos de lujo por un menú de 22€ y el servicio fue excelente).
Para finalizar, nos dieron a escoger entre 2 postres, nos decantamos por uno de ellos para compartir, pensando que entraba en el menú. Escogimos buñuelos con chocolate y llevaba nata alrededor. No nos hicieron mucha gracia la verdad, no tenían nada especial.
La sorpresa fue cuando pedimos la cuenta. Nos cobraron por los 2 platos 18 euros, y todo lo demás fue aparte. La comida estaba buena, pero el precio no fue acorde a la ubicación del restaurante ni del servicio prestado.
Recomendamos este restaurante quizá más para tapeo, ya que el jamón y el queso estaban exquisitos. Nos quedamos con las ganas de comer lacón asado, que nos habían aconsejado, pero lo tendremos que dejar para otra ocasión.
Espero os haya gustado el post, seguiremos publicando más sobre nuestras siguientes escapadas.
The Review
Restaurante Prudentius
Comida sencilla sin grandes complicaciones. Local limpio pero con decoración poco acorde.
PROS
- Aparcamiento
CONS
- Servicio
- Calidad/Precio
Review Breakdown
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Puntuación